En realidad, casi nadie conocía este bar por su nombre. Nosotros lo llamábamos el gordo pero conozco gente que lo llamában el guarro y otra que lo llamaban el buenas.
Recuerdo un jamón colgado en la pared desde el primer hasta el último día. Recuerdo la cara de Jose (que no José) cuando le pedías una tónica o un aquarius. Recuerdo que siempre estaba lleno. Recuerdo el olor a panceta.
Los tres productos característicos de este santo lugar eran:
- las cañas, siempre, siempre, siempre perfectas.
- los bocatas especiales, de cualquier cosa con huevos y patatas (en el bocadillo, no fuera); cualquier cosa puede ser lomo, panceta, pechuga de pollo...
- el barceló con coca-cola, coca-cola de lata y limón esprimido con una mano potente como pocas.
Cuando se fue a Alicante, mi estómago estuvo una semana de luto. Creo que ahora anda por el Caribe, dando guerra, como siempre.
¡Salud y rocanrol!
Se me ha escapado un lagrimilla compañero, snif. ¡que recuerdos!
ResponderEliminar