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24 horas después de cenar en su restaurante todavía puedo sentir algunos sabores en mi boca. Yo creo que eso es muy grande. Claro que, como todo, esto también tiene su precio.
La vichyssoise con polvo de trufa y crujiente de maíz creo que es el plato que más he disfrutado en mi vida (hablando de restaurantes, claro está). También comí cabrito confitado con puré de tupinambo y boniato. Y terminé con quesos, variados y riquísimos quesos. También probé bogavante con gazpacho y tataky de foie y pato. Y... hago una pausa porque salivo... soufflé de chocolate con mouse de vainilla y fresas confitadas. Si pones una porción de cada cosa en una cuchara ésta se convierte en pecado.
Un par de horas de puro deleite. Y no voy a decir que es barato, pero... ¡ojo! la hora de deleite está cara de conseguir. Y Víctor es una persona encantadora. Sólo conozco a otra persona capaz de dejar atrás años de estudio y trabajo para hacer lo que realmente le gusta. Otro crack.
En fin, como siempre, salud y rocanrol.
